Todos llegamos aquí por algo.
Cuando le veo imagino cuál será su historia, qué le habrá
traído a Santiago.
Quizás sea un hombre de negocios que ha decidido tomarse
unas vacaciones intentando mejorar su calidad de vida, como si le debiera un
descanso a su corazón a punto del infarto.
Puede que sea un esposo que acaba de divorciarse y
necesitaba estos días caminando para dejar atrás un amor que aún duele.
Es posible, aunque no quisiera, que sea un padre que
acaba de perder a su hija y se agarra a la fe para seguir viviendo, si es que
eso es posible después de todo.
No tengo ni idea, pero me gusta observarle… . Imagino qué
estará pensando ahora mismo mientras admira el paisaje, cuánto pesa su mochila,
y no me refiero a la que tiene a su lado… .
Todos tenemos una historia, unos recuerdos… . Somos
nuestras decisiones, las veces que quisimos decir ¨sí ¨y por cobardía elegimos
el camino fácil. Somos los ¨quédate¨y el ¨adiós¨que no pronunciamos por miedo.
Caminantes de una vida , a veces sin rumbo, y otras,
muchas otras, con direcciones equivocadas.
Y todos los rezamos a nuestros dioses, sean cuales sean,
porque a veces, sencillamente, no queda nada visible a lo que aferrarse.
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